Guerra por Scyntilla: la Muerte de los Ángeles (tras 1ª partida)
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lunero32
Caos
Selu
Aertes D
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Guerra por Scyntilla: la Muerte de los Ángeles (tras 1ª partida)
Relato inspirado por los sucesos durante la primera partida de Apocalipsis de la infestación en Segmentum Solar: Guerra por Scyntilla; gracias a la colaboración de todos los asistentes.
https://www.facebook.com/notes/aertes-dragmatio/guerra-por-scyntilla-la-muerte-de-los-%C3%A1ngeles-tras-la-1%C2%AA-partida/166498533470987
Se trata de una visión de lo ocurrido entre los altos mandos del bando marine en una reunión posterior a la partida. Kike si no me equivoco quiere publicar su propia versión de los hechos generales. El tema está hablado y ambas versiones son válidas y complementarias.
La Muerte de los Ángeles
- ¡Os lo advertí! -gruñó el inquisidor mientras no dejaba de moverse por la sala pese a una evidente cojera- ¡Os lo advertí! ¡os lo advertí! ¡os lo advertí!. ¡Enfrentarse a los tiránidos no se parece en absoluto a enfrentarse a demonios!. ¡Un tiránido no se sentirá impresionado porque conozcáis su nombre! ¡Ni siquiera son sus nombres, sólo aquellos con que los catalogamos!.
- Kónel... -dijo una voz amiga, condescendiente pero también autoritaria.
Pareció bastar para que el hombre se calmara un poco y cejara en sus diatribas.
Kónel Ábsaton, inquisidor del Ordo Xenos de la sagrada Inquisición, trastabilló hasta su asiento y se derrumbó lentamente con más rabia que cansancio. Pareció hundirse en las sombras que su amplia túnica proyectaba sobre su rostro, como si fuera en ese momento cuando acusara las heridas y la reciente derrota. Que el asiento estuviera diseñado para acomodar a un marine espacial contribuyó en gran medida al efecto de que aquel hombre menguaba al igual que sus fuerzas.
La invasión tiránida en Scyntilla progresaba alarmantemente. El primer gran frente establecido por la fuerza combinada de marines espaciales había sido quebrado y sus líneas desbordadas. Fue necesaria una evacuación de emergencia y los regimientos de la guardia imperial, cuya reorganización habían intentado proteger, tuvieron que volver a hacer frente a la marea xeno. En aquellos mismos momentos, estaban soportando un combate brutal a la espera de que los marines espaciales lanzaran una nueva ofensiva. Los altos mandos de dicha fuerza combinada se habían reunido en una sala estratégica del crucero de asalto Espada de Inugo de los Ángeles Sangrientos; aquellos que habían sobrevivido.
Thorun Ankanor de los Lobos Espaciales había muerto con su escolta tras sufrir una emboscada llevada a cabo por gárgolas tiránidas. Ni siquiera su metabolismo marine ni los corpulentos lobos de fenris que eran sus monturas pudieron resistir los ataques venenosos de las criaturas. Para cuando logró zafarse del ataque, una segunda emboscada perpetrada por ladinos genestealers lo encontró debilitado y maltrecho. Los lobos espaciales habían dispuesto sus fuerzas para proteger la capilla de comunicaciones que permitía a los marines coordinar sus movimientos; Kónel Ánbsaton y la hermandad de Caballeros Grises que comandaba le prestaron el apoyo que pudieron, pero no fue suficiente.
El mismo Ábsaton, al mando de sus asesinos del culto de la muerte de Sallar Tertius, había aniquilado a un tirano de enjambre alado y rechazado una oleada de mantifexes que intentaron romper el frente de los Lobos Espaciales, pero fue finalmente derribado por las bioarmas de disparo tiránidas y puesto a salvo por su personal auxiliar. El resto de la hermandad que le acompañaba se había unido a los Ángeles Oscuros en un asalto frontal contra una enorme bioestructura tiránida de propósito desconocido pero que había sido identificada por los astrópatas como de máxima prioridad. Una vez más el apoyo no fué suficiente.
En su afán por ser los primeros en abrir brecha en las líneas enemigas, los Ángeles Oscuros lanzaron a sus mejores guerreros, el Ala de Muerte, junto a los Caballeros Grises. Un total de dos escuadras tácticas, dos Rhinos, cuatro escuadras del Ala de Muerte, tres escuadras de exterminadores Caballeros Grises, cuatro Land Raiders y un servoterror dispuestos a repartir muerte. La primera baja fué el Land Raider de los Caballeros Grises, destruido a larga distancia por la monstruosa bioarma de un tiranofex. El resto de Land Raiders no tardaron en caer víctimas de las imposibles energías psíquicas de los zoántropos a pesar de los denodados esfuerzos del bibliotecario de los Caballeros Grises por impedirlo. A golpe de espada némesis y martillo de trueno los hermanos se abrieron paso entre docenas de guerreros alienígenas de toda índole. El propio capitán del Ala de Muerte abatió en combate a un tirano de enjambre y su escolta de criaturas-escudo y fue quien más cerca estuvo de asaltar la propia bioestructura tiránida antes de caer. Sólo una teleportación de emergencia evitó su muerte y la de muchos otros de sus hermanos que habían quedado malheridos en el camino.
Los Ángeles Sangrientos sufrieron bajas terribles. La Compañía de la Muerte fue completamente destruida en una oleada de energía disforme que barrió sus filas como una explosión de energía; unos fenómenos que se habían dado en Scyntilla desde la caída del pecio espacial a su superficie pero la sombra de la disformidad tiránida hacía imposible precisar su procedencia o su posible relación con los xeno. Kónel Ábsaton ya no tenía ninguna duda de que estaban relacionados.
La segunda hermandad de Caballeros Grises, aquella cuyos refuerzos se esperaban y se necesitaban en cada palmo de terreno en disputa, apareció demasiado tarde y demasiado desorganizada. El gran maestre que la comandaba planificó su estrategia tomando a los tiránidos por demonios, pero los xeno reaccionaron y atacaron mucho más deprisa y mucho más impredeciblemente que los habitantes de la disformidad a los que estaba habituado a enfrentarse. Desoyendo las sugerencias de sus aliados de armas, permaneció a la espera fuera del campo de batalla y para cuando sus tropas se desplegaron los tiránidos ya habían desbordado a los marines espaciales más allá de cualquier solución que él pudiera aportar.
Era al comandante de esta fuerza a quien Kónel Ábsaton había estado reprendiendo tan airadamente.
El hombre que le había llamado a la calma se levantó y ocupó el lugar central de la sala. Se trataba de un inquisidor del Ordo Malleus de aspecto anciano y ataviado con una servoarmadura artesanal de plata, una pieza única; había sido anteriormente acusado de realizar experimentos prohibidos y tratos con la disformidad pero su largo historial del victorias al servicio del Emperador y la falta de pruebas acusatorias resultaron en su absolución. Aunque fue enviado para investigar cómo una fuerza combinada de marines espaciales y dos hermandades de caballeros grises habían podido sufrir una derrota tan devastadora, él sabía la respuesta desde antes de llegar al subsector y no tuvo reparo alguno en exponerla.
- Señores -dijo dando una lenta vuelta para referirse a todos los marines espaciales e inquisidores sentados a su alrededor-, es un hecho que los métodos del Ordo Malleus, diseñados para contrarrestar a los que habitan en la disformidad, tienen también muy buenos resultados contra todo aquel cuyos poderes se nutran de la misma fuente, como es el caso de los psíquicos. Las santificadas armas némesis han demostrado su efectividad a lo largo de toda la historia pero los tiránidos no son un enemigo común. Enfrentarse a ellos como se haría contra demonios o herejes fue un grave error; los Caballeros Grises nunca debieron estar al mando de esta alianza.
El gran maestre frunció el ceño ofendido, pero haberse retirado del campo de batalla al poco de llegar al mismo, con retraso y mala planificación, le había quitado todo derecho a defenderse. Así se podía leer en los ojos de todos.
El recién llegado inquisidor siguió hablando.
- El más indicado para liderar esta fuerza siempre fue Thorun Ankanor -dijo dirigendo la mirada al actual líder de los Lobos Espaciales, que no pareció agradecido-. Los Lobos Espaciales son expertos en la clase de combate encarnizado y sin cuartel que cabe esperar de enemigos como los tiránidos.
- ¡Los Caballeros Grises se han enfrentado a enemigos cien veces más peligrosos durante toda su existencia! -tronó el maestre.
El Lobo Espacial no dijo nada pero su pérdida de paciencia era palpable.
- Enemigos diferentes, gran maestre -reprendió el inquisidor negando con la cabeza-. Cierto que el menor de los demonios es un enemigo superior a muchos tiránidos, pero el menor de los tiránidos puede acabar con un experto cazador de demonios si éste no sabe lo que hace, como ha quedado patente al coste de las vidas y el equipo de los marines espaciales del Emperador.
El "de modo que cállese" que seguía a esas palabras no fue pronunciado, sólo grabado a fuego por sus furibundos ojos. El humano mantuvo la mirada del marine espacial sin atisbo alguno de temor durante un largo momento antes de volverse hacia los servidores. A un gesto, los servoesclavos activaron el holoproyector de mapas desde un cogitador adosado a la pared. En el centro de la sala, junto al inquisidor, se proyectó una imagen tridimensional de líneas verdosas que representaban la orografía de parte de la superficie de Scyntilla.
- Kónel, por favor.
El susodicho se volvió a levantar de su asiento y, tras colocarse junto a su colega, empezó a señalar zonas del mapa.
- Tras nuestra derrota en los cuadrantes Larsis 3 a 9 los tiránidos han avanzando al cuadrante Kutra. La guardia imperial se ha reorganizado admirablemente deprisa y ha establecido nuevos frentes, los más encarnizados en torno a Kutra 5. De momento se han establecido escaramuzas entre patrullas de la guardia y elementos xeno de exploración; los alienígenas usan el mismo método: reconocen las debilidades antes de lanzar una ofensiva perfectamente coordinada. No avanzan como la típica oleada de destrucción sino que se expanden alrededor de estas estructuras.
Apareció una segunda imagen que mostraba la enorme bioconstrucción que había sido el objetivo de la batalla. Parecía hecho de la misma sustancia que se extendía desde el Cosechador de Aflicción, una especie de musgo, líquen o coral según el autoerudito que lo comentara. Aquella cosa se había arremolinado hacia arriba formando un gigantesco capullo en espiral, como la escultura de un rechoncho tornado.
- Estas imágenes proceden de la armadura de nuestro valiente camarada de los Ángeles Oscuros -asintió hacia el capitán marine espacial en armadura de exterminador color hueso cadavérico recientemente reparada-. Sea lo que sea, emite una señal psíquica que rivaliza con las que emiten las naves-comandante de las flotas tiránidas y creo que precisamente esa es su función. Esos xeno han llegado aquí separados de la influencia de la mente enjambre, pero algo en el Cosechador de Aflicción ha ocupado su lugar y utiliza estas cosas para extender su control.
Para apoyar su teoría, manipuló los controles holográficos, tocando runas insustanciales que reconocieron su orden y mostraron sobre el mapa las localizaciones confirmadas de cada una de esas estructuras.
- Estos tiránidos se expanden sólo alrededor de las bioconstrucciones. Las hemos denominado nodos megasinápticos. Si mi teoría es cierta, la destrucción de esos nodos hará que los tiránidos dentro de su radio de influencia reviertan a conductas más instintivas. Al proceder de diferentes flotas enjambre, si desaparece lo que los mantiene organizados debería ser mucho más factible eliminarlos si es que no se vuelven unos contra otros.
- ¿Y por qué no bombardeamos esas cosas desde la órbita?. Parecen estar lo bastante lejos del precioso pecio -dijo el Lobo Espacial.
El capitán de los Ángeles Oscuros no devolvió la mirada al Lobo Espacial. Los Ángeles Oscuros mantenían su apoyo en la campaña bajo la condición de que el pecio espacial fuera conquistado intacto para su investigación exhaustiva; una exigencia que los Lobos Espaciales no encontraban nada práctica.
- No podemos -dijo Kónel Ábsaton, y entonces el Ángel Oscuro le miró extrañado-. Estos nodos, al igual que el propio Cosechador de Aflicción, han empezado a emitir una anomalía disforme a su alrededor.
- ¿Anomalía disforme? -masculló el Lobo Espacial.
- Campos de fuerza -aclaró el inquisidor-. Algunos organismos tiránidos emiten escudos psíquicos como defensa. El que emiten esas construcciones es monstruosamente más potente.
- ¿Cómo sabéis que resistirá un bombardeo orbital? -inquirió el Ángel Oscuro con suspicacia.
- Ya lo hemos intentado. Tras la evacuación de emergencia ordené una descarga de lanzas sobre el objetivo. El escudo disipa los haces de energía y confunde los sistemas de navegación de los torpedos. No hemos bombardeado el pecio espacial pero detectamos emisiones similares a su alrededor, así que hemos de suponer que ahora está igualmente protegido.
- Es decir: si hubiéramos bombardeado esas cosas desde el principio en vez de intentar capturarlas ya habríamos acabado con ellos, ¿es así? -preguntó el Lobo Espacial.
- No podemos saberlo -se apresuró a responder Kónel Ábsaton-. La prioridad ahora es auxiliar a los regimientos de la guardia imperial que están conteniendo el avance tiránido. Tras nuestra retirada varios sectores han quedado al alcance de sus tropas de vanguardia y atacarán con toda su fuerza allí donde detecten fisuras en las defensas; así que no deben encontrar ninguna.
https://www.facebook.com/notes/aertes-dragmatio/guerra-por-scyntilla-la-muerte-de-los-%C3%A1ngeles-tras-la-1%C2%AA-partida/166498533470987
Se trata de una visión de lo ocurrido entre los altos mandos del bando marine en una reunión posterior a la partida. Kike si no me equivoco quiere publicar su propia versión de los hechos generales. El tema está hablado y ambas versiones son válidas y complementarias.
La Muerte de los Ángeles
- ¡Os lo advertí! -gruñó el inquisidor mientras no dejaba de moverse por la sala pese a una evidente cojera- ¡Os lo advertí! ¡os lo advertí! ¡os lo advertí!. ¡Enfrentarse a los tiránidos no se parece en absoluto a enfrentarse a demonios!. ¡Un tiránido no se sentirá impresionado porque conozcáis su nombre! ¡Ni siquiera son sus nombres, sólo aquellos con que los catalogamos!.
- Kónel... -dijo una voz amiga, condescendiente pero también autoritaria.
Pareció bastar para que el hombre se calmara un poco y cejara en sus diatribas.
Kónel Ábsaton, inquisidor del Ordo Xenos de la sagrada Inquisición, trastabilló hasta su asiento y se derrumbó lentamente con más rabia que cansancio. Pareció hundirse en las sombras que su amplia túnica proyectaba sobre su rostro, como si fuera en ese momento cuando acusara las heridas y la reciente derrota. Que el asiento estuviera diseñado para acomodar a un marine espacial contribuyó en gran medida al efecto de que aquel hombre menguaba al igual que sus fuerzas.
La invasión tiránida en Scyntilla progresaba alarmantemente. El primer gran frente establecido por la fuerza combinada de marines espaciales había sido quebrado y sus líneas desbordadas. Fue necesaria una evacuación de emergencia y los regimientos de la guardia imperial, cuya reorganización habían intentado proteger, tuvieron que volver a hacer frente a la marea xeno. En aquellos mismos momentos, estaban soportando un combate brutal a la espera de que los marines espaciales lanzaran una nueva ofensiva. Los altos mandos de dicha fuerza combinada se habían reunido en una sala estratégica del crucero de asalto Espada de Inugo de los Ángeles Sangrientos; aquellos que habían sobrevivido.
Thorun Ankanor de los Lobos Espaciales había muerto con su escolta tras sufrir una emboscada llevada a cabo por gárgolas tiránidas. Ni siquiera su metabolismo marine ni los corpulentos lobos de fenris que eran sus monturas pudieron resistir los ataques venenosos de las criaturas. Para cuando logró zafarse del ataque, una segunda emboscada perpetrada por ladinos genestealers lo encontró debilitado y maltrecho. Los lobos espaciales habían dispuesto sus fuerzas para proteger la capilla de comunicaciones que permitía a los marines coordinar sus movimientos; Kónel Ánbsaton y la hermandad de Caballeros Grises que comandaba le prestaron el apoyo que pudieron, pero no fue suficiente.
El mismo Ábsaton, al mando de sus asesinos del culto de la muerte de Sallar Tertius, había aniquilado a un tirano de enjambre alado y rechazado una oleada de mantifexes que intentaron romper el frente de los Lobos Espaciales, pero fue finalmente derribado por las bioarmas de disparo tiránidas y puesto a salvo por su personal auxiliar. El resto de la hermandad que le acompañaba se había unido a los Ángeles Oscuros en un asalto frontal contra una enorme bioestructura tiránida de propósito desconocido pero que había sido identificada por los astrópatas como de máxima prioridad. Una vez más el apoyo no fué suficiente.
En su afán por ser los primeros en abrir brecha en las líneas enemigas, los Ángeles Oscuros lanzaron a sus mejores guerreros, el Ala de Muerte, junto a los Caballeros Grises. Un total de dos escuadras tácticas, dos Rhinos, cuatro escuadras del Ala de Muerte, tres escuadras de exterminadores Caballeros Grises, cuatro Land Raiders y un servoterror dispuestos a repartir muerte. La primera baja fué el Land Raider de los Caballeros Grises, destruido a larga distancia por la monstruosa bioarma de un tiranofex. El resto de Land Raiders no tardaron en caer víctimas de las imposibles energías psíquicas de los zoántropos a pesar de los denodados esfuerzos del bibliotecario de los Caballeros Grises por impedirlo. A golpe de espada némesis y martillo de trueno los hermanos se abrieron paso entre docenas de guerreros alienígenas de toda índole. El propio capitán del Ala de Muerte abatió en combate a un tirano de enjambre y su escolta de criaturas-escudo y fue quien más cerca estuvo de asaltar la propia bioestructura tiránida antes de caer. Sólo una teleportación de emergencia evitó su muerte y la de muchos otros de sus hermanos que habían quedado malheridos en el camino.
Los Ángeles Sangrientos sufrieron bajas terribles. La Compañía de la Muerte fue completamente destruida en una oleada de energía disforme que barrió sus filas como una explosión de energía; unos fenómenos que se habían dado en Scyntilla desde la caída del pecio espacial a su superficie pero la sombra de la disformidad tiránida hacía imposible precisar su procedencia o su posible relación con los xeno. Kónel Ábsaton ya no tenía ninguna duda de que estaban relacionados.
La segunda hermandad de Caballeros Grises, aquella cuyos refuerzos se esperaban y se necesitaban en cada palmo de terreno en disputa, apareció demasiado tarde y demasiado desorganizada. El gran maestre que la comandaba planificó su estrategia tomando a los tiránidos por demonios, pero los xeno reaccionaron y atacaron mucho más deprisa y mucho más impredeciblemente que los habitantes de la disformidad a los que estaba habituado a enfrentarse. Desoyendo las sugerencias de sus aliados de armas, permaneció a la espera fuera del campo de batalla y para cuando sus tropas se desplegaron los tiránidos ya habían desbordado a los marines espaciales más allá de cualquier solución que él pudiera aportar.
Era al comandante de esta fuerza a quien Kónel Ábsaton había estado reprendiendo tan airadamente.
El hombre que le había llamado a la calma se levantó y ocupó el lugar central de la sala. Se trataba de un inquisidor del Ordo Malleus de aspecto anciano y ataviado con una servoarmadura artesanal de plata, una pieza única; había sido anteriormente acusado de realizar experimentos prohibidos y tratos con la disformidad pero su largo historial del victorias al servicio del Emperador y la falta de pruebas acusatorias resultaron en su absolución. Aunque fue enviado para investigar cómo una fuerza combinada de marines espaciales y dos hermandades de caballeros grises habían podido sufrir una derrota tan devastadora, él sabía la respuesta desde antes de llegar al subsector y no tuvo reparo alguno en exponerla.
- Señores -dijo dando una lenta vuelta para referirse a todos los marines espaciales e inquisidores sentados a su alrededor-, es un hecho que los métodos del Ordo Malleus, diseñados para contrarrestar a los que habitan en la disformidad, tienen también muy buenos resultados contra todo aquel cuyos poderes se nutran de la misma fuente, como es el caso de los psíquicos. Las santificadas armas némesis han demostrado su efectividad a lo largo de toda la historia pero los tiránidos no son un enemigo común. Enfrentarse a ellos como se haría contra demonios o herejes fue un grave error; los Caballeros Grises nunca debieron estar al mando de esta alianza.
El gran maestre frunció el ceño ofendido, pero haberse retirado del campo de batalla al poco de llegar al mismo, con retraso y mala planificación, le había quitado todo derecho a defenderse. Así se podía leer en los ojos de todos.
El recién llegado inquisidor siguió hablando.
- El más indicado para liderar esta fuerza siempre fue Thorun Ankanor -dijo dirigendo la mirada al actual líder de los Lobos Espaciales, que no pareció agradecido-. Los Lobos Espaciales son expertos en la clase de combate encarnizado y sin cuartel que cabe esperar de enemigos como los tiránidos.
- ¡Los Caballeros Grises se han enfrentado a enemigos cien veces más peligrosos durante toda su existencia! -tronó el maestre.
El Lobo Espacial no dijo nada pero su pérdida de paciencia era palpable.
- Enemigos diferentes, gran maestre -reprendió el inquisidor negando con la cabeza-. Cierto que el menor de los demonios es un enemigo superior a muchos tiránidos, pero el menor de los tiránidos puede acabar con un experto cazador de demonios si éste no sabe lo que hace, como ha quedado patente al coste de las vidas y el equipo de los marines espaciales del Emperador.
El "de modo que cállese" que seguía a esas palabras no fue pronunciado, sólo grabado a fuego por sus furibundos ojos. El humano mantuvo la mirada del marine espacial sin atisbo alguno de temor durante un largo momento antes de volverse hacia los servidores. A un gesto, los servoesclavos activaron el holoproyector de mapas desde un cogitador adosado a la pared. En el centro de la sala, junto al inquisidor, se proyectó una imagen tridimensional de líneas verdosas que representaban la orografía de parte de la superficie de Scyntilla.
- Kónel, por favor.
El susodicho se volvió a levantar de su asiento y, tras colocarse junto a su colega, empezó a señalar zonas del mapa.
- Tras nuestra derrota en los cuadrantes Larsis 3 a 9 los tiránidos han avanzando al cuadrante Kutra. La guardia imperial se ha reorganizado admirablemente deprisa y ha establecido nuevos frentes, los más encarnizados en torno a Kutra 5. De momento se han establecido escaramuzas entre patrullas de la guardia y elementos xeno de exploración; los alienígenas usan el mismo método: reconocen las debilidades antes de lanzar una ofensiva perfectamente coordinada. No avanzan como la típica oleada de destrucción sino que se expanden alrededor de estas estructuras.
Apareció una segunda imagen que mostraba la enorme bioconstrucción que había sido el objetivo de la batalla. Parecía hecho de la misma sustancia que se extendía desde el Cosechador de Aflicción, una especie de musgo, líquen o coral según el autoerudito que lo comentara. Aquella cosa se había arremolinado hacia arriba formando un gigantesco capullo en espiral, como la escultura de un rechoncho tornado.
- Estas imágenes proceden de la armadura de nuestro valiente camarada de los Ángeles Oscuros -asintió hacia el capitán marine espacial en armadura de exterminador color hueso cadavérico recientemente reparada-. Sea lo que sea, emite una señal psíquica que rivaliza con las que emiten las naves-comandante de las flotas tiránidas y creo que precisamente esa es su función. Esos xeno han llegado aquí separados de la influencia de la mente enjambre, pero algo en el Cosechador de Aflicción ha ocupado su lugar y utiliza estas cosas para extender su control.
Para apoyar su teoría, manipuló los controles holográficos, tocando runas insustanciales que reconocieron su orden y mostraron sobre el mapa las localizaciones confirmadas de cada una de esas estructuras.
- Estos tiránidos se expanden sólo alrededor de las bioconstrucciones. Las hemos denominado nodos megasinápticos. Si mi teoría es cierta, la destrucción de esos nodos hará que los tiránidos dentro de su radio de influencia reviertan a conductas más instintivas. Al proceder de diferentes flotas enjambre, si desaparece lo que los mantiene organizados debería ser mucho más factible eliminarlos si es que no se vuelven unos contra otros.
- ¿Y por qué no bombardeamos esas cosas desde la órbita?. Parecen estar lo bastante lejos del precioso pecio -dijo el Lobo Espacial.
El capitán de los Ángeles Oscuros no devolvió la mirada al Lobo Espacial. Los Ángeles Oscuros mantenían su apoyo en la campaña bajo la condición de que el pecio espacial fuera conquistado intacto para su investigación exhaustiva; una exigencia que los Lobos Espaciales no encontraban nada práctica.
- No podemos -dijo Kónel Ábsaton, y entonces el Ángel Oscuro le miró extrañado-. Estos nodos, al igual que el propio Cosechador de Aflicción, han empezado a emitir una anomalía disforme a su alrededor.
- ¿Anomalía disforme? -masculló el Lobo Espacial.
- Campos de fuerza -aclaró el inquisidor-. Algunos organismos tiránidos emiten escudos psíquicos como defensa. El que emiten esas construcciones es monstruosamente más potente.
- ¿Cómo sabéis que resistirá un bombardeo orbital? -inquirió el Ángel Oscuro con suspicacia.
- Ya lo hemos intentado. Tras la evacuación de emergencia ordené una descarga de lanzas sobre el objetivo. El escudo disipa los haces de energía y confunde los sistemas de navegación de los torpedos. No hemos bombardeado el pecio espacial pero detectamos emisiones similares a su alrededor, así que hemos de suponer que ahora está igualmente protegido.
- Es decir: si hubiéramos bombardeado esas cosas desde el principio en vez de intentar capturarlas ya habríamos acabado con ellos, ¿es así? -preguntó el Lobo Espacial.
- No podemos saberlo -se apresuró a responder Kónel Ábsaton-. La prioridad ahora es auxiliar a los regimientos de la guardia imperial que están conteniendo el avance tiránido. Tras nuestra retirada varios sectores han quedado al alcance de sus tropas de vanguardia y atacarán con toda su fuerza allí donde detecten fisuras en las defensas; así que no deben encontrar ninguna.
Última edición por Aertes D el Jue Mar 22, 2012 9:51 am, editado 2 veces
Aertes D- Mensajes : 1727
Fecha de inscripción : 22/09/2011
Re: Guerra por Scyntilla: la Muerte de los Ángeles (tras 1ª partida)
Ya te contesté que me encantó, pero sigo insistiendo en que queremos fotos
Selu- Mensajes : 71
Fecha de inscripción : 23/09/2011
Re: Guerra por Scyntilla: la Muerte de los Ángeles (tras 1ª partida)
A ver si puede ser, de eso no me encargaba yo.
Aertes D- Mensajes : 1727
Fecha de inscripción : 22/09/2011
Re: Guerra por Scyntilla: la Muerte de los Ángeles (tras 1ª partida)
He subido las fotos a Facebook ! Etiquetaros los que querais =)
Caos- Mensajes : 255
Fecha de inscripción : 22/09/2011
Edad : 36
Re: Guerra por Scyntilla: la Muerte de los Ángeles (tras 1ª partida)
Kairos escribió:He subido las fotos a Facebook ! Etiquetaros los que querais =)
y los que no tenemos feisbuc?
lunero32- Mensajes : 534
Fecha de inscripción : 15/01/2012
Edad : 38
Localización : Alcolea. Cordoba
Re: Guerra por Scyntilla: la Muerte de los Ángeles (tras 1ª partida)
lunero32 escribió:Kairos escribió:He subido las fotos a Facebook ! Etiquetaros los que querais =)
y los que no tenemos feisbuc?
Se hace uno xDD
Subirlas aqui es un poco chungo la verdad, no tengo ni zorra y con el imageshack no se puede. Habria que subirlas de una en una...
Caos- Mensajes : 255
Fecha de inscripción : 22/09/2011
Edad : 36
Re: Guerra por Scyntilla: la Muerte de los Ángeles (tras 1ª partida)
Arreglado, para los que no tengan facebook.
Aertes D- Mensajes : 1727
Fecha de inscripción : 22/09/2011
Re: Guerra por Scyntilla: la Muerte de los Ángeles (tras 1ª partida)
Aertes D escribió:Arreglado, para los que no tengan facebook.
las publicas aki?¿
lunero32- Mensajes : 534
Fecha de inscripción : 15/01/2012
Edad : 38
Localización : Alcolea. Cordoba
Guerra por Scyntilla: en la guardia del Lobo
Relato inspirado por la partida jugada esta tarde entre dos jugadores tiránidos (Kike y Nero) y dos imperiales, un guardia (Jose Atonio) y un lobo espacial (Manu). Oficialmente los Lobos Espaciales han conseguido detener el avance tiránido en su cuadrante y ahora pueden proceder al rescate de elementos perdidos durante la Muerte de los Ángeles.
https://www.facebook.com/note.php?saved&¬e_id=167195193401321
En la guarida del Lobo
- Te dije que podíamos confiar en los marines espaciales, Butch -dijo el oficial de la guardia con un codo apoyado en el borde de la plataforma de mando de su vehículo clase Salamandra.
El artillero no respondió. Se aferraba al disparador del lanzallamas montado sobre el afuste como a un salvavidas sin dejar descansar la mirada un instante, oteando la penumbra del amanecer. Alrededor del tanque, las escuadras de armas pesadas de su regimiento pirexiano tomaban posiciones en la trinchera codo con codo con los especialistas artilleros de los Lobos Espaciales, los llamados colmillos largos. A izquierda y derecha, los diminutos guardias imperiales ocupaban las ruinas de la ciudad mientras, por delante, los marines espaciales formaban la primera línea.
- Butch, estamos en retaguardia y aún está oscuro; no vas a ver nada antes de que lo hagan los marines espaciales ni nuestras tropas. Harás mejor en vigilar a tu alrededor, por delante estamos bien cubiertos.
- Pero señor, por delante es por donde está el enemigo -respondió el artillero.
- Con los tiránidos nunca se sabe, Butch. Nunca se sabe.
Dos segundos después el comunicador transmitió un informe de los Lobos Espaciales.
- Mando de Pirexia, aquí vanguardia uno. Enemigo avistado -dijo el marine con un dedo en el comunicador implantado en su oído.
El sacerdote rúnico, acompañado por su escolta de cazadores grises, avanzaba por el interior de la trinchera que serpenteaba entre los edificios antaño sede de la inestimable producción de productos químicos y municiones. Algo más allá vieron acercarse la inconfundible masa viviente de los enjambres tiránidos. A pesar de que aún el sol estaba bajo y las sombras eran largas y oscuras, los Lobos Espaciales veían, olían y sentían al enemigo. Y lo más preciso: lo odiaban profundamente. Lo odiaban tras la ignominiosa derrota en los primeros compases de aquella campaña. Los tiránidos les habían expulsado de sus propias líneas junto a sus aliados de otros cuatro capítulos de marines espaciales. En aquel día empezaba la venganza. y el sacerdote rúnico ya había echado el ojo a su primera presa.
- Tal y como el inquisidor dijo -murmuró con ojos entornados-. Sólo veo un cárnifex. Son guerreros, serpientes y una marea de gantes; una fuerza ágil con apoyo. Eso sin contar los que no vemos, que sin duda también están ahí.
- Si me hubieran dicho que habría que darle la razón a un inquisidor... -masculló el guardia del lobo que comandaba la escuadra.
- Éste pasó mucho tiempo junto a los Caminantes del Infierno, debe de habérsele pegado algo de sentido común -respondió el sacerdote-. Tomad posiciones. Estos tiránidos sangrarán por cada centímetro de terreno que pretendan ganar aquí.
-Si les hacemos frente aquí ese cárnifex nos aplastará; mi consejo es atraerlos a la zona de tiro de los colmillos largos y la guardia -repuso el guardia del lobo.
- Ya hemos retrocedido bastante en esta campaña -gruñó el sacerdote con la creciente cólera que esa idea le inspiraba-. Hoy estos monstruos conocerán el miedo.
El sol asomó rápidamente y las sombras se disiparon sólo para desvelar una nueva clase de horror. A una orden del oficial pirexiano, la guardia imperial llevó a cabo una impecable disciplina de fuego, salva tras salva, sobre el enjambre. Los edificios fueron salpicados de impactos de misil perforante y haces láser candentes. El objetivo eran las siluetas de los guerreros tiránidos, pero los gantes se arracimaban a su alrededor tan densamente que les libraban de la peor parte, recibiéndola ellos con insensible abnegación. La pesada mole del cárnifex bramó ensordecedoramente, cogiendo velocidad con cada zancada en una carrera aterradora directamente hacia los lobos espaciales. Su limitado intelecto era suplido con creces por su fuerza y resistencia, como quedó patente cuando en lugar de rodear un muro lo embistió, atravesándolo en un estallido de cascotes y escombros sin que pareciera frenar lo más mínimo.
- No importa lo grande que seas -le dijo el sacerdote lobo, hablando con el enemigo interior más que con aquella bestia-. No eres rival para el Lobo del Mundo.
El hacha surcada de filamentos cristalinos en forma de runas pareció iluminarse en sus manos, cubierta de chispas eléctricas que saltaban entre sus diseños tribales con un amenazante crepitar. Todos los Lobos Espaciales sintieron el cambio de presión en el aire provocado por la energía de su líder, la energía pura de Fenris canalizada por el sacerdote rúnico mientras despertaba la cólera de todo un capítulo contra el causante de su derrota. Con un ensordecedor rugido, el sacerdote alzó el arma y golpeó el suelo con ella hundiendo profundamente el filo energizado en el rococemento de la trinchera. El filo del hacha medía palmo y medio pero la hendidura provocada se alargó ante él como si hubiera asestado el golpe con el arma de un gigante. El parapeto de la trinchera se partió en dos al igual que toda la tierra entre él y su objetivo. El cárnifex, demasiado torpe para apartar su mole a tiempo, cayó en la grieta con un chillido. Sus inmensas patas como cuchillas se clavaron en los bordes de la sima evitando una caída mayor, pero había quedado atrapado.
- ¡Por Njal! -gritó el sacerdote lobo arrancando su arma rúnica de un tirón y golpeando el suelo con el mango.
La grieta se cerró tan abruptamente como se había producido. El parapeto y el suelo de la trinchera volvieron a cerrarse dejando una indeleble cicatriz de lo ocurrido. Cuando la grieta se cerró en torno a la monstruosidad tiránida, la trituró como a una criaturilla atrapada en las fauces de una bestia mucho mayor. Su caparazón, resistente como el casco de un tanque, se quebró lanzando chorros de sangre como un surtidor macabro; su cabeza y sus miembros quedaron separados del cuerpo, siendo lo único que asomaba del suelo.
La batalla transcurrió con la guardia imperial pirexiana descargando sus armas contra los guerreros tiránidos mientras los Lobos Espaciales mantenían a raya al grueso de sus fuerzas.
En el flanco derecho, el hellhound fue sorprendido por una progenie de genestealers, cuyas garras aceradas cortaron metal y carne con igual efectividad, pero los sentinels acorazados pudieron retenerles el tiempo suficiente de evitar que provocaran un daño mucho mayor mientras una segunda progenie de genestealers era interceptada y abatida por los Lobos Espaciales.
En el flanco izquierdo un tiránido prime avanzó con una progenie de guerreros entre un escudo viviente de gantes. El preciso fuego de la guardia, las ráfagas a corta distancia de los cazadores grises y la carga de los jinetes de lobos del trueno hicieron que cada paso hacia las líneas imperiales tuviera un altísimo coste.
En el centro, el sacerdote rúnico y su escuadra maniobraron entre las trincheras, manteniéndose fuera del alcance del asalto de los tiránidos mientras el fuego de sus armas y sus poderes psíquicos diezmaban oleada tras oleada. Las tropas de la guardia imperial no pudieron prestarles el apoyo esperado debido al ataque sorpresa de líctores y enjambres de devoradores que emergieron desde el subsuelo. Los líctores obligaron al vehículo de mando Salamandra a abandonar su posición después de arrancar al artillero de la plataforma con sus garras garfio, debido al riesgo de que el oficial de corriera la misma suerte. Fue necesario un ataque por parte de todos los efectivos de la retaguardia para cazar y exterminar a aquellas esquivas criaturas camaleónicas. Los enjambres de devoradores supusieron un peligro mucho menor aplastados bajo el puño de combate del comisario mayor.
Finalmente los tiránidos, incapaces de sobrepasar las líneas imperiales, desistieron en el ataque y se retiraron hacia el territorio que permanecía bajo su control. El sacerdote rúnico fue encontrado malherido en el interior de la trinchera rodeado de cadáveres de gantes y mantifexes. Los jinetes de lobo de trueno habían muerto a manos del tiránido prime; pero las bajas habían sido aceptables en el resto del frente. La guardia imperial, amparada en el inquebrantable escudo de los Lobos Espaciales, había sufrido sólo la pérdida del hellhound y los sentinels. El comisario mayor fue derribado por otro de los tiránidos prime durante la última oleada; aunque había sobrevivido, su aspecto no auguraba un feliz desenlace para él mientras era llevado al vehículo médico.
A bordo de su crucero inquisitorial, Kónel Ábsaton asintió satisfecho mientras observaba el holomapa de una región de Scyntilla. Según los últimos informes procesados por los cogitadores y autoeruditos, los tiránidos se replegaban tras un infructuoso ataque al cuadrante defendido por los Lobos Espaciales y la guardia imperial pirexiana. Ahora que la presión sobre esa zona había menguado, los marines podrían recuperar parte del terreno perdido y buscar a los posibles supervivientes de la masacre anterior.
https://www.facebook.com/note.php?saved&¬e_id=167195193401321
En la guarida del Lobo
- Te dije que podíamos confiar en los marines espaciales, Butch -dijo el oficial de la guardia con un codo apoyado en el borde de la plataforma de mando de su vehículo clase Salamandra.
El artillero no respondió. Se aferraba al disparador del lanzallamas montado sobre el afuste como a un salvavidas sin dejar descansar la mirada un instante, oteando la penumbra del amanecer. Alrededor del tanque, las escuadras de armas pesadas de su regimiento pirexiano tomaban posiciones en la trinchera codo con codo con los especialistas artilleros de los Lobos Espaciales, los llamados colmillos largos. A izquierda y derecha, los diminutos guardias imperiales ocupaban las ruinas de la ciudad mientras, por delante, los marines espaciales formaban la primera línea.
- Butch, estamos en retaguardia y aún está oscuro; no vas a ver nada antes de que lo hagan los marines espaciales ni nuestras tropas. Harás mejor en vigilar a tu alrededor, por delante estamos bien cubiertos.
- Pero señor, por delante es por donde está el enemigo -respondió el artillero.
- Con los tiránidos nunca se sabe, Butch. Nunca se sabe.
Dos segundos después el comunicador transmitió un informe de los Lobos Espaciales.
- Mando de Pirexia, aquí vanguardia uno. Enemigo avistado -dijo el marine con un dedo en el comunicador implantado en su oído.
El sacerdote rúnico, acompañado por su escolta de cazadores grises, avanzaba por el interior de la trinchera que serpenteaba entre los edificios antaño sede de la inestimable producción de productos químicos y municiones. Algo más allá vieron acercarse la inconfundible masa viviente de los enjambres tiránidos. A pesar de que aún el sol estaba bajo y las sombras eran largas y oscuras, los Lobos Espaciales veían, olían y sentían al enemigo. Y lo más preciso: lo odiaban profundamente. Lo odiaban tras la ignominiosa derrota en los primeros compases de aquella campaña. Los tiránidos les habían expulsado de sus propias líneas junto a sus aliados de otros cuatro capítulos de marines espaciales. En aquel día empezaba la venganza. y el sacerdote rúnico ya había echado el ojo a su primera presa.
- Tal y como el inquisidor dijo -murmuró con ojos entornados-. Sólo veo un cárnifex. Son guerreros, serpientes y una marea de gantes; una fuerza ágil con apoyo. Eso sin contar los que no vemos, que sin duda también están ahí.
- Si me hubieran dicho que habría que darle la razón a un inquisidor... -masculló el guardia del lobo que comandaba la escuadra.
- Éste pasó mucho tiempo junto a los Caminantes del Infierno, debe de habérsele pegado algo de sentido común -respondió el sacerdote-. Tomad posiciones. Estos tiránidos sangrarán por cada centímetro de terreno que pretendan ganar aquí.
-Si les hacemos frente aquí ese cárnifex nos aplastará; mi consejo es atraerlos a la zona de tiro de los colmillos largos y la guardia -repuso el guardia del lobo.
- Ya hemos retrocedido bastante en esta campaña -gruñó el sacerdote con la creciente cólera que esa idea le inspiraba-. Hoy estos monstruos conocerán el miedo.
El sol asomó rápidamente y las sombras se disiparon sólo para desvelar una nueva clase de horror. A una orden del oficial pirexiano, la guardia imperial llevó a cabo una impecable disciplina de fuego, salva tras salva, sobre el enjambre. Los edificios fueron salpicados de impactos de misil perforante y haces láser candentes. El objetivo eran las siluetas de los guerreros tiránidos, pero los gantes se arracimaban a su alrededor tan densamente que les libraban de la peor parte, recibiéndola ellos con insensible abnegación. La pesada mole del cárnifex bramó ensordecedoramente, cogiendo velocidad con cada zancada en una carrera aterradora directamente hacia los lobos espaciales. Su limitado intelecto era suplido con creces por su fuerza y resistencia, como quedó patente cuando en lugar de rodear un muro lo embistió, atravesándolo en un estallido de cascotes y escombros sin que pareciera frenar lo más mínimo.
- No importa lo grande que seas -le dijo el sacerdote lobo, hablando con el enemigo interior más que con aquella bestia-. No eres rival para el Lobo del Mundo.
El hacha surcada de filamentos cristalinos en forma de runas pareció iluminarse en sus manos, cubierta de chispas eléctricas que saltaban entre sus diseños tribales con un amenazante crepitar. Todos los Lobos Espaciales sintieron el cambio de presión en el aire provocado por la energía de su líder, la energía pura de Fenris canalizada por el sacerdote rúnico mientras despertaba la cólera de todo un capítulo contra el causante de su derrota. Con un ensordecedor rugido, el sacerdote alzó el arma y golpeó el suelo con ella hundiendo profundamente el filo energizado en el rococemento de la trinchera. El filo del hacha medía palmo y medio pero la hendidura provocada se alargó ante él como si hubiera asestado el golpe con el arma de un gigante. El parapeto de la trinchera se partió en dos al igual que toda la tierra entre él y su objetivo. El cárnifex, demasiado torpe para apartar su mole a tiempo, cayó en la grieta con un chillido. Sus inmensas patas como cuchillas se clavaron en los bordes de la sima evitando una caída mayor, pero había quedado atrapado.
- ¡Por Njal! -gritó el sacerdote lobo arrancando su arma rúnica de un tirón y golpeando el suelo con el mango.
La grieta se cerró tan abruptamente como se había producido. El parapeto y el suelo de la trinchera volvieron a cerrarse dejando una indeleble cicatriz de lo ocurrido. Cuando la grieta se cerró en torno a la monstruosidad tiránida, la trituró como a una criaturilla atrapada en las fauces de una bestia mucho mayor. Su caparazón, resistente como el casco de un tanque, se quebró lanzando chorros de sangre como un surtidor macabro; su cabeza y sus miembros quedaron separados del cuerpo, siendo lo único que asomaba del suelo.
La batalla transcurrió con la guardia imperial pirexiana descargando sus armas contra los guerreros tiránidos mientras los Lobos Espaciales mantenían a raya al grueso de sus fuerzas.
En el flanco derecho, el hellhound fue sorprendido por una progenie de genestealers, cuyas garras aceradas cortaron metal y carne con igual efectividad, pero los sentinels acorazados pudieron retenerles el tiempo suficiente de evitar que provocaran un daño mucho mayor mientras una segunda progenie de genestealers era interceptada y abatida por los Lobos Espaciales.
En el flanco izquierdo un tiránido prime avanzó con una progenie de guerreros entre un escudo viviente de gantes. El preciso fuego de la guardia, las ráfagas a corta distancia de los cazadores grises y la carga de los jinetes de lobos del trueno hicieron que cada paso hacia las líneas imperiales tuviera un altísimo coste.
En el centro, el sacerdote rúnico y su escuadra maniobraron entre las trincheras, manteniéndose fuera del alcance del asalto de los tiránidos mientras el fuego de sus armas y sus poderes psíquicos diezmaban oleada tras oleada. Las tropas de la guardia imperial no pudieron prestarles el apoyo esperado debido al ataque sorpresa de líctores y enjambres de devoradores que emergieron desde el subsuelo. Los líctores obligaron al vehículo de mando Salamandra a abandonar su posición después de arrancar al artillero de la plataforma con sus garras garfio, debido al riesgo de que el oficial de corriera la misma suerte. Fue necesario un ataque por parte de todos los efectivos de la retaguardia para cazar y exterminar a aquellas esquivas criaturas camaleónicas. Los enjambres de devoradores supusieron un peligro mucho menor aplastados bajo el puño de combate del comisario mayor.
Finalmente los tiránidos, incapaces de sobrepasar las líneas imperiales, desistieron en el ataque y se retiraron hacia el territorio que permanecía bajo su control. El sacerdote rúnico fue encontrado malherido en el interior de la trinchera rodeado de cadáveres de gantes y mantifexes. Los jinetes de lobo de trueno habían muerto a manos del tiránido prime; pero las bajas habían sido aceptables en el resto del frente. La guardia imperial, amparada en el inquebrantable escudo de los Lobos Espaciales, había sufrido sólo la pérdida del hellhound y los sentinels. El comisario mayor fue derribado por otro de los tiránidos prime durante la última oleada; aunque había sobrevivido, su aspecto no auguraba un feliz desenlace para él mientras era llevado al vehículo médico.
A bordo de su crucero inquisitorial, Kónel Ábsaton asintió satisfecho mientras observaba el holomapa de una región de Scyntilla. Según los últimos informes procesados por los cogitadores y autoeruditos, los tiránidos se replegaban tras un infructuoso ataque al cuadrante defendido por los Lobos Espaciales y la guardia imperial pirexiana. Ahora que la presión sobre esa zona había menguado, los marines podrían recuperar parte del terreno perdido y buscar a los posibles supervivientes de la masacre anterior.
Aertes D- Mensajes : 1727
Fecha de inscripción : 22/09/2011
Re: Guerra por Scyntilla: la Muerte de los Ángeles (tras 1ª partida)
Muy chulos rafa,sigue de esta forma,felicidades!!
Ulgrym- Mensajes : 924
Fecha de inscripción : 22/09/2011
Re: Guerra por Scyntilla: la Muerte de los Ángeles (tras 1ª partida)
La verdad que tienes talento maxo... esta mu bien.
P.D. y las fotos?¿
P.D. y las fotos?¿
lunero32- Mensajes : 534
Fecha de inscripción : 15/01/2012
Edad : 38
Localización : Alcolea. Cordoba
Re: Guerra por Scyntilla: la Muerte de los Ángeles (tras 1ª partida)
Desde su base en la tierra,LOS PUÑOS IMPERIALES An recogido la voz de auxilio y preparan a la 1 Compañia.
Ulgrym- Mensajes : 924
Fecha de inscripción : 22/09/2011
Re: Guerra por Scyntilla: la Muerte de los Ángeles (tras 1ª partida)
Terra (que no la tierra) esta muy lejos pa cuando quieran llegar los puños imperiales ya no quedan tiranidos
Lukas el Tramposo- Mensajes : 349
Fecha de inscripción : 15/10/2011
Edad : 46
Re: Guerra por Scyntilla: la Muerte de los Ángeles (tras 1ª partida)
En realidad terra está relativamente (muy relativamente) cerca, y los puños imperiales no se dedican a hacer calceta dentro de su fortaleza sino que mantienen patruyas por el segmentum solar. Ya se verá cómo avanzan los acontecimientos.
Si... ya sé Manu: "pero calla hombre".
Si... ya sé Manu: "pero calla hombre".
Aertes D- Mensajes : 1727
Fecha de inscripción : 22/09/2011
Re: Guerra por Scyntilla: la Muerte de los Ángeles (tras 1ª partida)
Lo que no va a quedar es nadie quien salvar
Rafa las historias muy guapeadas, aunque le das demasiada importancia a la Inquisición. Los lobos no hacen caso nunca de lo que digan y menos los grises mientras Logan viva al menos. Desde Armaggedon se trae muy aprendida la lección. Los Oscuros y sangrientos tienen muchos secretos que ocultar para dejar que ningún representante de la inquisición olisqueen sus lineas de batalla o sus trabajos de guerra. Deberían tener un trato formal y poco más. Claro que es propio de los inquisidores los planes dentrop deplanes y con cuchillos y venenos
Rafa las historias muy guapeadas, aunque le das demasiada importancia a la Inquisición. Los lobos no hacen caso nunca de lo que digan y menos los grises mientras Logan viva al menos. Desde Armaggedon se trae muy aprendida la lección. Los Oscuros y sangrientos tienen muchos secretos que ocultar para dejar que ningún representante de la inquisición olisqueen sus lineas de batalla o sus trabajos de guerra. Deberían tener un trato formal y poco más. Claro que es propio de los inquisidores los planes dentrop deplanes y con cuchillos y venenos
stupendoman- Mensajes : 2120
Fecha de inscripción : 22/09/2011
Re: Guerra por Scyntilla: la Muerte de los Ángeles (tras 1ª partida)
stupendoman escribió:Deberían tener un trato formal y poco más.
Exacto, justo como pone. De hecho si te fijas esos Lobos Espaciales se sorprenden de que el Inquisidor acertara. La Inquisición sólo actúa como apoyo y han sido los primeros en reconocer que fue un error que los Caballeros Grises comandaran la campaña. Ahora que el frente se ha desperdigado por culpa de la derrota inicial, cada capítulo está actuando por separado cerrando las brechas en las líneas de la guardia imperial, y los inquisidores sólo enlazan y comunican los informes para los marines gracias a su superior infraestructura. Eso es todo lo que está ocurriendo por ahora.
Aertes D- Mensajes : 1727
Fecha de inscripción : 22/09/2011
Re: Guerra por Scyntilla: la Muerte de los Ángeles (tras 1ª partida)
Se sale como se esta desarrollando la historia macho.
Si esque la habeis liado parda con los caballeros grises !! jajaja
Si no me fijado mal... ha sido un informe de batalla narrado en plan trasfondo no ? Quiero ver la continuación !!!
Si esque la habeis liado parda con los caballeros grises !! jajaja
Si no me fijado mal... ha sido un informe de batalla narrado en plan trasfondo no ? Quiero ver la continuación !!!
Caos- Mensajes : 255
Fecha de inscripción : 22/09/2011
Edad : 36
Re: Guerra por Scyntilla: la Muerte de los Ángeles (tras 1ª partida)
Estas son las cosas que me gustan a mi con locura , unas buenas partidas con trasfondo narrativo de los acontecimientos (eres un artista, Rafa ) dentro de una campaña temática. Con la partida de ayer me han entrado una ganas irrefrenables de añadir refuerzos a mi guardia imperial. Seguid así, por Crom, y contad con mi guardia para lo que sea preciso dentro de mis posiblidades.
Estoy deseando ver como avanzan los acontecimientos ..
Estoy deseando ver como avanzan los acontecimientos ..
Jaggar- Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 04/10/2011
Re: Guerra por Scyntilla: la Muerte de los Ángeles (tras 1ª partida)
Aertes D escribió:stupendoman escribió:Deberían tener un trato formal y poco más.
Exacto, justo como pone. De hecho si te fijas esos Lobos Espaciales se sorprenden de que el Inquisidor acertara. La Inquisición sólo actúa como apoyo y han sido los primeros en reconocer que fue un error que los Caballeros Grises comandaran la campaña. Ahora que el frente se ha desperdigado por culpa de la derrota inicial, cada capítulo está actuando por separado cerrando las brechas en las líneas de la guardia imperial, y los inquisidores sólo enlazan y comunican los informes para los marines gracias a su superior infraestructura. Eso es todo lo que está ocurriendo por ahora.
Asi pues si. Eso si que cuadra . Gracias
stupendoman- Mensajes : 2120
Fecha de inscripción : 22/09/2011
Re: Guerra por Scyntilla: la Muerte de los Ángeles (tras 1ª partida)
Pues los bichos deben de intentar colarse y evaluar las fuerzas. Se deberian de jugar un par de partidas parecidas a la de ayer. En parejas o en solitario. Sin personajes y sin la necesidad de mando. En urbano.
Tras eso dependiendo lo que pase y quien gane o si hay tablas como hasta ahora, desencadenara en algun escenario multiple , no se si en mesas separadas (ataques en varios flancos) o en jugadores y mesas ( un partida de dos o tres por bando y una fuerza normal entre 1500 y 2000 ) Tambien habría que añadir un par de escenarios de rescate lobo y oscuro, asesinato por parte de los tiranidos y cosas asi.
Tras eso dependiendo lo que pase y quien gane o si hay tablas como hasta ahora, desencadenara en algun escenario multiple , no se si en mesas separadas (ataques en varios flancos) o en jugadores y mesas ( un partida de dos o tres por bando y una fuerza normal entre 1500 y 2000 ) Tambien habría que añadir un par de escenarios de rescate lobo y oscuro, asesinato por parte de los tiranidos y cosas asi.
stupendoman- Mensajes : 2120
Fecha de inscripción : 22/09/2011
Re: Guerra por Scyntilla: la Muerte de los Ángeles (tras 1ª partida)
Estoy preparando otra partida del mismo estilo que la que jugaste para la semana que viene, yo y pako joaquin por el imperio y fernando por los tiránidos, nos falta un tiránido para el Jueves. Si alguien tiene mucho interés en juguar en el bando imperial puede ocupar mi puesto.
También necesito a algún tiránido que pueda jugar en sábado, para que Fede pueda tener su misión de rescate.
También necesito a algún tiránido que pueda jugar en sábado, para que Fede pueda tener su misión de rescate.
Última edición por Aertes D el Vie Mar 23, 2012 11:37 am, editado 1 vez
Aertes D- Mensajes : 1727
Fecha de inscripción : 22/09/2011
Re: Guerra por Scyntilla: la Muerte de los Ángeles (tras 1ª partida)
Para Fede seria bueno que jugase una de parejas.
stupendoman- Mensajes : 2120
Fecha de inscripción : 22/09/2011
Re: Guerra por Scyntilla: la Muerte de los Ángeles (tras 1ª partida)
Esa es la idea. Por alguna razón imperiales salen de debajo de las piedras pero jugadores tiranidos parece que cuestan mas.
Aertes D- Mensajes : 1727
Fecha de inscripción : 22/09/2011
Re: Guerra por Scyntilla: la Muerte de los Ángeles (tras 1ª partida)
Contrariamente a lo que se viene pensando Logan Grimnar no esta en contra de los Caballeros Grises por el caso de la 1º Guerra de Armaggedon, es contra el administratum de Terra. Es mas la idea de usar a los Caballeros Grises es del propio Logan. Que ademas y al termino de la batalla agradece y da la mano a los supervivientes de la batalla.
Lukas el Tramposo- Mensajes : 349
Fecha de inscripción : 15/10/2011
Edad : 46
Re: Guerra por Scyntilla: la Muerte de los Ángeles (tras 1ª partida)
Por cierto creo que vendria bien para el trasfondo de la campaña, una batalla en la que los Angeles Oscuros y los Lobos Espaciales se viesen forzados a trabajar conjuntamente.
Lukas el Tramposo- Mensajes : 349
Fecha de inscripción : 15/10/2011
Edad : 46
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